Y brindo por eso...

Sentada en medio de mi día laboral se me ocurre escribir sobre brindis.

Los hay absurdos, como cuando con mi primo decidimos tomarnos todos por la ley de Arquímedes y su genial forma de medir el gramaje de las cosas, por el agua que se desplaza al hundir un objeto en una tina. Esa noche de aguardiente, Arquímedes fue el protagonista.

Otra fiesta, con otras personas, el brindis fue "y brindo por eso", así que aplicaba para todo, el baile, la canción, la compañía, una buena rumba de desconocidos.

En medio de la tusa siempre estará el brindis por "un futuro mejor" o el deprimente "HP que desaparezca de mi mente".

Están los brindis románticos los que se dan mirándose a los ojos y siempre involucran dos: "por el futuro", "por nuestro amor", "por haberte conocido", "por nosotros" (bla, bla, bla) o el que no es tan romántico pero requiere pareja:

"Por encima de ti,
por debajo de ti
y después de esta copa,

dentro de ti…"

Me encanta el de "arriba, abajo, pa'l centro y pa' dentro" o "brindo por ellas, más no por ella". Me encantan todos los dichos paisas o de trova al rededor del trago o que me dicen de:

El que bebe se emborracha,
el que se emborracha duerme,
el que duerme no peca,
el que no peca va al Cielo.
Y puesto que al Cielo vamos:

¡¡Bebamos!! ¡¡Bebamos!! ¡¡Bebamos!!


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