Pequeños orgasmos

El título de esta entrada desilusionará a más de uno en la medida que lea, así que puede parar de hacerlo en este instante.

Pequeños orgasmos se debe a la sensación que acompaña todos los triunfos de la vida. Tenemos pequeños logros que nos traen un placer indescriptible solo por un instante. Compraste un apartamento, tu casa, la emoción es indescriptible, compras muebles, te llenas de cosas, y nuevamente tienes un pequeño orgasmo. 

Sigue la etapa, conoces a alguien te emocionas, otro pequeño orgasmo, las cosas se normalizan, si te va bien siguen su camino se casan, nuevamente otro orgasmo, si te va mal te sientes fracasado, y descubres una vez más que a nadie lo han enseñado a perder. 

La vida capitalista está llena de pequeños orgasmos, de momentos por los que luchamos y nos emociona cuando conseguimos aquello por lo que nos esforzamos, pero llega la realidad y volvemos a caer en la búsqueda, en las preguntas de "¿ahora qué sigue?", un vacío eterno que no se llena con cosas materiales, ni con momentos. 

Para los religiosos la solución estará en Dios, en encontrar esa mística que todos (hasta los ateos y agnósticos) necesitamos. 

Hay días en lo que pienso que debemos vivir a diario, ya que para morirse solo hace falta estar vivo, esos días visito lugares lejanos en el mundo, compro pasajes, camino mirando directo al sol. 

Hay días, en cambio, que me ataca la sociedad, la que exige organizarse y no tener dudas sobre lo que haces o quieres lograr, sociedad que te juzga más fuertemente por ser mujer y pide cosas específicas de ti. 

Hay días en lo que quisiera desprenderme de todo, no necesitar nada. 

  

Las respuestas, lo se, solo están dentro de cada uno. 

Pienso en todas las personas que han encontrado con quien compartir, con quien construir, siento que cuentan con mucha suerte, porque la mayoría hemos aprendido a ser egoístas, a no ceder, a que los logros individuales son lo que aportaremos al otro, no puede ser de otra forma. Los tiempos no permiten que sea diferente. 

Replantearse la vida, para que no esté llena de pequeños orgasmos y un gran vacío después de la felicidad momentánea.