La sentencia del guayabo

Al día siguiente de haber ingerido alcohol la mayoría de nosotros amanecemos con un malestar que no nos deja levantar de la cama, para muchos incluye vómito, dolor de cabeza y rebote constante, mucha sed, hambre y no hambre, oleadas de calor, oleadas de sudor, una enfermedad que sabemos fue causada por el trago.

En plena muerte lenta quien no ha dicho "no vuelvo a tomar", esta es la sentencia del guayabo, prometer no hacer algo que inevitablemente volvemos a hacer.

Hoy uso la sentencia del guayabo para decir "no me vuelvo a enamorar", porque si bien el guayabo dura máximo dos días y se soluciona con una cerveza o comiendo bien, la tusa es un dolor mucho más fuerte que te afecta toda tu vida, te hace llorar sin razón (pobres hombres que no pueden llorar escribiendo frente al computador, ni en un bus, ni caminando, ni bailando, ni viviendo), te hace no querer levantarte por las mañanas, te hace no querer oír música y a la vez el silencio se convierte en pensamientos, ver televisión y no ver televisión, porque el programa que están dando te acuerda a la otra persona, entonces la tusa se convierte en un estado de respiración, está inconscientemente dentro de ti y respira contigo, te llena de ideas falsas, reales, ciertas y no ciertas.

Una amiga siempre dice que la tusa debería tener días de incapacidad, a veces sí, a veces no. Para mí la forma más fácil de pasar los días es estar distraída y aquí podría escribir otro tanto sobre la economía de la tusa (que no es nada económica), tener miles de salvavidas (ojo tienen que ser varios porque cualquier amigo(a) se mama de oírte contar las mismas cosas, de verte mal, de tu llanto y es normal, ya que ellos no llevan el dolor adentro y saben ver las cosas por medio de la razón, nada de sentimientos) y no pararme a pensar, enfrentarme al mundo a diario y repetir frases cursis y de cajón: Nadie se muere de amor, el tiempo cura todo, deja que el corazón sane, lo que es para uno es para uno.

Quiero deshacerme de todo lo que estoy sintiendo, pero se que tarde o temprano la sentencia del guayabo será: "no me vuelvo a enamorar... hasta la próxima vez"

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