Los maleficios/beneficios de ser crespa

Soy una crespa orgullosa. Amo mis rizos e intento consentirlos con tratamiento, pero también soy una crespa que no sabe ser crespa, ya que no me mojo el pelo todos los días ni los arreglo tan seguido.

Es que ser crespa requiere de una disciplina más allá de dejarlos ser.

Por ejemplo hoy, hay un evento y necesito cepillarme el pelo, porque en los países latinoamericanos estar arreglada y ser tomada con seriedad involucra tener el pelo liso.

Tengo la historia de un ecuatoriano que tenía una reunión de trabajo en Cartagena, como él llegó con una semana de anticipación sus compañeras le escribían: "¿Qué tal está el clima?", nada de detalles sobre el hotel o qué tal es la ciudad... la razón, a las ecuatorianas tampoco les gustan sus "churros" (así les dicen a sus crespos).

Pero es que no solo les pasa a ellas. Mis tías han dejado de discutir conmigo, pero antes por lo menos una vez al mes me criticaban los crespos y me preguntaban ¿¡porqué! es tan difícil que te arregles el pelo? Pues bien, hace años decidí no ser esclava de la peluquería.

Sin embargo, cuando estuve entusada ser lisa se convirtió en algo diario, no solo porque lo corté  corto, sino también porque era mi forma de no ser yo.

Hasta las encuestas nos juzgan. No falta el estudio que diga que a las lisas las toman más en serio que a las crespas, así como a las pelinegras que a las monas (según mis cálculos las más inteligentes serían las pelinegras lisas.. pero de verdad).

Si soy sincera tengo que admitir que me gusta ser crespa porque cuando estoy deprimida puedo alisarme el pelo y recibir buenos comentarios. Siempre sube el ánimo.

Lo otro, es que ser crespa va acorde a mi personalidad.

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