El duende

Ella estaba en medio de la reunión mas tediosa del mundo cuando lo vio, lo primero que hizo fue rascarse los ojos porque pensó quizá lo había imaginado, pero no, estaba ahí, en la esquina del salón, casi camuflado entre el tapete gris oscuro (de esos que disimulan el mugre) y la pared de madera falsa.

Era un duende, pero no era un duende, es decir no era un duende como lo pintan en los dibujos animados, era un ser casi tornasolado gracias a su capacidad de camuflaje, caminaba arrastrado y era difícil reconocer sus pequeños ojos negros.

Ella se quedó mirándolo y sintió que el le sostenía la mirada. La reunión continuaba con múltiples propuestas y participaciones, mientras ella había dejado de oír, solo miraba casi sin parpadear al ser que estaba contra la pared.

De pronto todo el mundo se quedó en silencio, ella que lo notó después de un rato, volteó a mirar a su alrededor, descuidando casi por un minuto al duende, ese tiempo le bastó para darse cuenta de que todo el mundo la miraba a ella, volteó la cabeza para cerciorarse, trago saliva y dijo en voz casi inaudible:

- qué pasa?

Alguien solo pudo señalarla, nada en particular, a ella entera. Ella bajó la cabeza para mirarse y descubrir que brillaba. Era una luminiscencia embriagante, volvió a mirar a la esquina buscando al duende, pero ya no lo encontró, la luz que destellaba cada vez era más enceguecedora, se paró con cuidado y atravesó el salón para salir a la calle. Una vez fuera de la reunión oyó como las voces se reactivaban y volvían a hablar de los temas institucionales, volvían al tono aburrido y eterno que solo puede tener una reunión de trabajo en fin de semana.

Caminó directo al baño mirándose las manos. Cuando entró lo volvió a ver, está vez estaba sobre el tocador, el espejo le daba un efecto de ser transparente, volvió a sostenerle la mirada y se olvidó de su brillo.

Se acercó lentamente hasta que se vio reflejada en él, se sorprendió de verse aunque brillante, hermosa y por un momento se distrajo en su propio reflejo, sin embargo como su espejo era el duende, se distorsionó cuando él estiró un brazo flácido para tocarla.

Por instinto ella se echó para atrás, pero se arrepintió al ver la cara de duda del duende, así que fue ella la que intentó tocarlo a él.

Al contacto comenzó la transformación, su pelo desapareció, se encogió y pronto estuvo camuflada en el piso del baño.

Ella se había convertido en un duende.

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