Pequeñas historias


Estar aquí, en la India, me ha permitido no solo conocer el país, sino que también me ha acercado a historias en lugares del planeta, que en muchos casos ni sabía que existían (me siento una miserable ignorante al decir esto). Estas son algunas de las historias que he conocido.  

La discusión sobre el Nilo
Todos sabemos que la primacía de Egipto, desde antes de Cristo, se debe en gran parte a su ubicación geográfica al lado del Río Nilo, el más largo del mundo. Este río se constituye gracias a dos afluentes, los ríos: Nilo Blanco y Nilo Azul. Este último nace en Etiopía.
Desde el 2011 Etiopía decidió construir una central hidroeléctrica en el nacimiento del Nilo Azul (llamada Presa del Gran Renacimiento), con la cual le dará luz a todo el país (cosa que hoy no tienen) y les permitirá exportar energía.
Egipto está furioso, sustenta que la central tendrá efectos negativos en el nivel del agua del Nilo, sobretodo en el tiempo que tome el llenado de la presa. Sus preocupaciones son muy bien sustentadas, ya que el país ha desperdiciado agua durante largos años y ahora, ante la amenaza, ha comenzado a pensar como mejorar el uso de los recursos hídricos (construcción de plantas desalinizadoras, cambio de tuberías de riesgo a unas sin filtraciones, entre otros).
El proyecto ha tenido varios retrasos, entre los que resalta la extraña muerte, por un balazo en su carro, del ingeniero jefe del proyecto el año pasado y el uso de materiales de baja calidad (¿a qué les recuerda?). Sin embargo, sigue adelante y la energía comenzará a fluir a partir del 2020.
Después de contarme la historia mi amiga de Etiopía termina con una frase que me deja pensando en que no hay nada seguro en el mundo: “Egipto ha gozado del Nilo desde hace miles de años, ahora que nosotros queremos tomar un poco de él ellos no quieren aceptarlo”.

Visas en África
Por alguna extraña razón (debe ser la globalización que nos hace pensar que todo es obvio) pensaba que África se movía un poco como América del Sur, en donde podemos viajar entre los países sin necesidad de visas, pero no. Resulta que solo pocos países de los 54 países del continente tienen libre entrada a sus vecinos. Entre ellos se encuentra Tanzania y Sudáfrica, cuyo pase libre surgió gracias a Nelson Mandela.
En medio de la lucha por la libertad en Sudáfrica, en 1962 (pocos años después de la independencia de Tanzania), Nelson Mandela solicitó a Tanzania el apoyo para que miembros del MK pudieran vivir y entrenar en el país. Tanzania no solo accedió a dar esta ayuda, sino que también les dio documentos de identidad y pasaportes para que pudieran viajar sin problema. Después de su visita a Tanzania, lamentablemente Mandela volvió a Sudáfrica y fue encarcelado por 27 años, pero esta ya es otra historia.  

Tormentas de arena en Níger
Antes de comenzar, tengo que admitir que la primera vez que mi compañero Moussa se presentó, traduje de inmediato su país como Nigeria (ya se la ignorancia es atrevida), pero Níger es un país al oeste de África y sí es frontera de Nigeria, pero es un país independiente.
La mitad de Níger (o un poco más) es desierto (el sur del Sáhara Central) y por ello es normal tener tormentas de arena. Al ver las imágenes que Moussa me mostró para explicarme porque no se enferma por la polución de Delhi, me pareció fantástico ver la ola de arena rosada que parece tragarse todo. Un día soleado de pronto se oscurece completamente en medio de minúsculos granos de arena. De todas formas la situación no es tan romántica, en 2017 desaparecieron tres policías en medio de una tormenta y este fenómeno natural se suma a los otros problemas de pobreza y alimentos que puede tener el país.
Un pequeño ejemplo:



Bloqueos de internet en Zimbabue
Cada día que pasa conozco un poco la situación política de cada uno de los países que participan en el curso. Me sorprende un poco (sí, aún me puedo sorprender) lo diferente que es el poder político en cada país, que a pesar de que un presidente esté en el poder durante más de 30 años, no se hable de una dictadura. Este es el caso de Zimbabue, cuyo expresidente duró 37 años en el poder y tuvo que renunciar en 2017, para dejar al país en manos de nada más ni nada menos que su vicepresidente. Claro hubo elecciones, no lo voy a negar, pero el ganador lo hizo con 50,8% de los votos, la mitad más uno, se podría decir… un poco sospechoso, ¿no?
Pues bien, durante las últimas semanas el pueblo de Zimbabue se ha levantado en contra del gobierno (por el alto costo de vida, poco trabajo, pobreza, altos precios en la gasolina, etc) mediante marchas a lo largo del país, la mayoría agendadas mediante redes sociales. La solución del gobierno: apagar internet.
Mi compañera de Zimbabue cumplió años el jueves pasado y estaba triste porque quizá no podría hablar con su familia e hijas, menos mal al final del día reconectaron internet por unas horas y pudo comunicarse.
A pesar de lo mucho que puedo criticar los gobiernos colombianos y todo lo que hay debajo de la alfombra, estoy comenzando a tener una perspectiva menos crítica: todo siempre puede ser peor.  

Diferencias culturales
Los horarios y las actitudes de los indios en general son sumamente flexibles. Un horario que nos entregaron con una semana de anticipación puede cambiar en el mismo instante de la clase porque afuera alguien está celebrando alguna festividad.
Una profesora nos explicaba que hace algunos años Samsung decidió abrir una planta en una ciudad de Sriperumbudur, ubicada al sur de la India. Los problemas a los que se tuvieron que enfrentar los sudcoreanos no fueron por falta de trabajadores ni compromiso de los mismos, era una cuestión puramente cultural. Primero los hombres de esta ciudad están habituados a vestir con dhoti, una tela de hasta 5 metros que se amarra como pantalón (casi falda), y, segundo, el horario para entrar a trabajar: los indios entran a trabajar a las 10 de la mañana, si a las 10 y 30 quieren tomarse un té simplemente dejarán de trabajar, tomarán su té tranquilos y volverán a la labor. Igual para la hora del almuerzo y la hora de la salida. Los horarios deben ser flexibles. ¿Pueden imaginar la cara de los coreanos ante las faldas de sus compañeros, el ruido al hablar y el cumplimiento del horario?

El dhoti son los pantalones que tienen puestos los señores

Cuento está historia, porque uno de mis compañeros, proveniente de Kirguizistán, uno de países herederos de la Unión Soviética, le iba dando el mismo ataque ante la flexibilidad india. 
La cultura, las costumbres que tenemos al hacer las cosas, el trato respetuoso con la gente, con la familia, el manejo del tiempo, todo cambia en este país tan desconocido para nosotros. La increíble India.

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