Entramos a las grandes ligas - Pegado con babas
Tengo muchas ideas que no he tenido tiempo de escribir, pero que he venido discutiendo con un sinnúmero de amigos, "Entramos las grandes ligas" es una de ellas, sin embargo en medio de las charlas y experiencias he cambiado de opinión, por ello escribo esta entrada doble.
Entramos a las grandes ligas
Al llegar y pasar de los 30 años los temas de matrimonios, estabilidad emocional y compartir con alguien más tu vida, comienzan a ser discutidos en todas las comidas y reuniones.
Pues bien, para mí entramos en las grandes ligas respecto a lo que queremos, ya no solo buscamos un hombre lindo que nos guste, el chico más popular quedó en el pasado. Ahora comienzan a hacerse atractivos los hombres con estabilidad financiera, serios, que ya estén preparados para "sentar cabeza", inteligentes y responsables.
Súmenle que además del querer, se comienza a pensar también en los futuros hijos: ¿qué valores tiene el personaje que será el papá de mis hijos? ¿Me gusta su familia? Se piensa en las vacaciones que los niños pasarán al lado de los abuelos, con los tíos, o la familia del otro.
Mientras no teníamos tantas cargas encima, los temas administrativos de tener una familia no importaban. Primaba el amor adolescente, el sentir por primera vez, la atracción física. Entrar a las grandes ligas es pensar más allá del amor, es ser conscientes de lo que viene.
Según un amigo, los hombres no eligen, solo se dejan elegir.
Pegado con babas
Ahora bien, conoces al hombre perfecto: buena persona, buen trabajo, buenos valores, estabilidad financiera y mental, historias de vida, sin rollos emocionales, ojos bonitos, etc. y resulta que no te mueve ni un poquito el piso.
El tiempo me ha demostrado, que la razón es una cosa, los sentimientos son otra. Entrar a las grandes ligas requiere de una inteligencia y falta de corazón que solo una persona no criada en nuestras costumbres lograría tener, es eso o ser completamente calculador.
Es muy difícil luchar contra los síntomas de amor, hasta los hombres más duros quieren consentimiento y las mujeres no solo queremos sentirnos seguras, también queremos que nos quieran.
Así que por más que seamos conscientes de lo que necesitamos o buscamos, el amor es como el agua que crea sus propios caminos, se abre espacio para realizar un recorrido absurdo, y no se detiene sino en donde encuentra un espacio para extenderse.
A pesar de que queramos, las parejas no pueden pegarse con babas, no pueden unirse solo por el hecho del "deber ser", del haber cumplido con lo ideal.
Como siempre, quizá me equivoco.
Entramos a las grandes ligas
Al llegar y pasar de los 30 años los temas de matrimonios, estabilidad emocional y compartir con alguien más tu vida, comienzan a ser discutidos en todas las comidas y reuniones.
Pues bien, para mí entramos en las grandes ligas respecto a lo que queremos, ya no solo buscamos un hombre lindo que nos guste, el chico más popular quedó en el pasado. Ahora comienzan a hacerse atractivos los hombres con estabilidad financiera, serios, que ya estén preparados para "sentar cabeza", inteligentes y responsables.
Súmenle que además del querer, se comienza a pensar también en los futuros hijos: ¿qué valores tiene el personaje que será el papá de mis hijos? ¿Me gusta su familia? Se piensa en las vacaciones que los niños pasarán al lado de los abuelos, con los tíos, o la familia del otro.
Mientras no teníamos tantas cargas encima, los temas administrativos de tener una familia no importaban. Primaba el amor adolescente, el sentir por primera vez, la atracción física. Entrar a las grandes ligas es pensar más allá del amor, es ser conscientes de lo que viene.
Según un amigo, los hombres no eligen, solo se dejan elegir.
Pegado con babas
Ahora bien, conoces al hombre perfecto: buena persona, buen trabajo, buenos valores, estabilidad financiera y mental, historias de vida, sin rollos emocionales, ojos bonitos, etc. y resulta que no te mueve ni un poquito el piso.
El tiempo me ha demostrado, que la razón es una cosa, los sentimientos son otra. Entrar a las grandes ligas requiere de una inteligencia y falta de corazón que solo una persona no criada en nuestras costumbres lograría tener, es eso o ser completamente calculador.
Es muy difícil luchar contra los síntomas de amor, hasta los hombres más duros quieren consentimiento y las mujeres no solo queremos sentirnos seguras, también queremos que nos quieran.
Así que por más que seamos conscientes de lo que necesitamos o buscamos, el amor es como el agua que crea sus propios caminos, se abre espacio para realizar un recorrido absurdo, y no se detiene sino en donde encuentra un espacio para extenderse.
A pesar de que queramos, las parejas no pueden pegarse con babas, no pueden unirse solo por el hecho del "deber ser", del haber cumplido con lo ideal.
Como siempre, quizá me equivoco.
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