Machu Picchu, Arequipa y Lima (por un día) - Perú (cuarta parte)

Salí de Cuzco, como quien deja miles de demonios atrás, un poco arrepentida de haber caído en planes totalmente turísticos, pero segura de el conocimiento adquirido me acercaría con otra mirada a Aguas Calientes, cuidad en la que está ubicada la ciudad perdida de Machu Picchu. Llegué a media noche después de montar en tren 

Mi compañero de silla era un español que conocía Cali y tenía las mejores credenciales sobre Colombia, no me habló de drogas ni de mujeres hermosas, me habló de amabilidad, de rumba, pero sin ser irrespetuoso o caer en lugares comunes.

Aguas Calientes no tiene ningún tipo de transporte, así que sea a donde vayas tienes que hacerlo caminando. El lugar está lleno de hostales y rumba, el sitio perfecto para que cualquier hippie mochilero viva.

Recomiendan madrugar para subir la montaña, así que dormí las respectivas 5 horas, me bañé, desayuné café con tostadas (desayuno gratis de hostal) y cuando estaba en esas me puse a hablar con una argentina que estaba cumpliendo el sueño de su vida. Decidimos salir juntas a enfrentarnos a la montaña.


Llegamos a la entrada de Machu Picchu de noche

La primera subida es posible realizarla en bus, pero además de que cuesta aproximadamente 15 dólares, había decidido reconectarme con la naturaleza, caminar, subir la montaña a pie.


Un pequeño descanso en el camino. 
En la subida con la argentina nos topamos con un personaje que cargaba un termo con mate. La argentina se sintió extasiada, habló con el claramente uruguayo y terminamos subiendo juntos la montaña. Tres pasos más adelante se unió al grupo un gringo. Los cuatro terminamos caminando y hablando, tomando mate (o sebando, creo que se dice) y masticando hojas de coca.

El triunfo de la primera caminata


En la cara de todos se ve el esfuerzo del primer trayecto
La primera caminata fue de aproximadamente de una hora. Para entrar a Machu Picchu es necesario comprar las boletas con anticipación, ya que como medida de conservación solo permiten la entrada de 2500 personas a diario. Las boletas se pueden adquirir en: http://boletomachupicchu.com/

Mapa de Machu Picchu y los hallazgos más significativo

La primera mirada de la ciudad

Siguen las subidas...

...o bajadas, depende de la perspectiva
Dentro de la ciudad se siente aún la existencia de una gran civilización, de una organización extinta por la violencia. En medio de las piedras es posible imaginarla habitada, con sus sacrificios y lugares sagrados.

Antes de recorrerla, decidimos ir a los lugares en dónde más se debía caminar, es decir al puente del Inca, la puerta del sol, subir la montaña o subir a Huayna Picchu (para esta segunda no tenía boleta, así que no era una opción).

Huayna Picchu es la montaña que se ve al fondo, es más complejo conseguir boletas para subir esta montaña porque solo dejan entrar 200 personas a diario.

Dicen que si uno ve Huayna Picchu desde el ángulo correcto replica la nariz de alguien acostado. Acá posé nariz con fosa nasal.   


Para los que no lo sepan, en la etiqueta de Cusqueña aparece Huayna Picchu. 
El recorrido con mi grupo recién formado continúo hacia el  puente del inca, un recorrido de los antiguos caminos incas que unían los pueblos. En este caso se trataba de un camino pegado a la montaña que poco a poco se ha ido deshaciendo.



Así es, uno nunca llega a pisar realmente el puente inca, se debe conformar con verlo de lejos. 

Todo el camino se realiza al lado del precipicio. Hay letreros que advierten a los turistas no tomarse la típica foto saltando, accidentes pasan. 
 Después del puente, seguimos nuestro camino hacia la montaña de Machu Picchu, la argentina tuvo que separarse de nosotros en este punto porque ella no había pagado el extra. Vale la pena recordar que Machu Picchu se encuentra a 2.400 metros y el pico de la montaña a 3.000 metros. Suena a pocos metros, pero si eres yo, que no hace nada de ejercicio en su vida diaria, también te sentirías orgulloso de haberlo subido.

Subiendo la montaña 

En uno de los descansos al lado del precipicio 

¡Llegué! La bandera auqnue parezca de orgullo gay en realidad hace referencia a todos los pueblos indigenas reconocidos en Perú. En Bolivia la bandera tiene los mismos colores, pero en vez de rayas son cuadros. 


Machu Picchu en el fondo 
Me sentía tan contenta cuando subí que grabé un pequeño video (y eso que todavía no estaban tan de moda los youtubers).



Después de tomarnos un descanso y compartir el agua que llevábamos y comida (el gringo tenía de todo en su mochila) volvimos a bajar a la ciudad. En la bajada decidí tomar una siesta en uno de los jardines inca, quedé profunda bajo el sol. Me sentí tranquila durmiendo en una ciudad sagrada. Después de eso retomé el reconocimiento de la ciudad.








Machu Picchu tiene un encanto especial. Para cualquier persona que la haya visitado siempre estará en sus recuerdos. Imposible olvidar todos los detalles que se pueden encontrar, de la gente con la que uno se cruza.

Volví en el primer tren a Cusco al lado de un australiano que ha recorrido el mundo y que me contó que sus mejores aventuras fueron en moto. En Cusco tuve el tiempo suficiente para volver a recorrer la ciudad, antes de ir al aeropuerto y viajar a Lima. En el segundo recorrido de museos de Cusco conocí a Eren y Toño, una pareja de Mexicanos que me aseguraron que Guanajuato era mucho más bonito que Cusco y tenía el mismo ambiente.  A ellos los conocí tomando licores de chocolate en el museo del chocolate. El año pasado, ellos me mostraron el poder que tienen los encuentros y como con una tarjeta de presentación se puede seguir en contacto.

AREQUIPA
En el aeropuerto de Lima intenté negociar un taxi par un destino que aún no conocía, iba a estar tres días en la ciudad y no había reservado hostal. María Juliana me había recomendado dos amigos de ella, pero aún no los había contactado, así que estaba un poco a merced del destino. Le pedí al taxista que me llevará al centro, pero al salir al tráfico de la ciudad decidí cambiar de rumba. Quería ir a la playa, así que le pregunté al taxista que bus debía coger. El me llevó a una terminar y yo volví a cambiar de opinión. El taxista entre molesto por mi falta de decisión y divertido me hizo una pequeña amenaza y me dejó en la terminal de buses a Arequipa.

Compré el tiquete aún sin un poco de convencimiento, pero había decidido no quedarme en Lima con el tráfico de la ciudad. Viaje a Arequipa en un bus de noche, en el que me dieron comida y una super atención.

Vi el mar picado por la ventana, en un ambiente árido 

Llegué a Arequipa y no me sorprendió tanto como me hubiera gustado, estaba buscando un poco más de naturaleza, más montaña, más soledad. Por eso lo primero que hice además de caminar unas pocas cuadras sola fue comprar un tour para realizar una caminata de ocho horas por el Cañón de Colca. Tendría un día para recorrer Arequipa y el bus del tour me iba a pasar a recoger a las 3:00 am.





Al igual que Popayán Arequipa es una ciudad blanca. 
 Después de caminar iglesias y ferias, decidí hacer una cata de piscos:


Estos fueron los cuatro piscos que tomé y terminaron revueltos en un Chilcano (pisco con soda y limón, el mejor coctel de pisco que haya probado) 

Jesús, mi barman y catador, me explicó desde de dónde nace el pisco hasta las mejores formas de tomarlo. Hoy en día Jesús montó su propio bar de rock en Arequipa, para los que vayan  les doy el dato para que pasen a saludarlo. 

Cuando llegué al hostal tenía compañeras nuevas de cuarto, unas limeñas que estaban dispuestas a recorrer el mundo comenzando por su propio país, ellas me regalaron cerveza mientras se arreglaban para salir a rumbiar.

Tal como lo tenía pervisto a las 3 de la mañana me recogieron para comenzar el viaje al Cañón. La primera parada del viaje fue en el Santuario del Cóndor.



El cóndor andino es increíble, a pesar de mi cámara poco profesional alcanza a salir en la foto, imagínense el tamaño real. 

Más precipicios.
La siguiente parada fue en la orilla de un precipicio para comenzar la caminata, la que tendría una parada a almorzar y luego la llegada a un hostal "oasis" en medio de la nada.

Comienza la caminata
Se que no parece tan extraordinario, pero era completamente abrumador el paisaje
El grupo de caminantes completo al día siguiente

De vuelta a Arequipa pasamos por el mirador de los Andes, un lugar en el que se pueden ver cuatro grandes volcanes alrededor.

Una pequeña muestra

A 4000 metros hace frio. 
Un campo de llamas

Regresé a Arequipa un poco destruida por la caminata y con mugre en todo mi ser, así que en vez de devolverme a Lima en bus, decidí llegar en avión y gastarme la poca plata que me quedaba para el resto del viaje.

En Lima, llegué a la casa de un amigo de Sergio, el esposo de Maria Juliana. Jaime vive en la zona más pupi de Lima, así que me recibió en su cuarto de huéspedes.

Un pedacito de mar al lado de Miraflores. 
Mi viaje terminó pasando un solo día en Lima, fui a restaurantes y bares, pero volvería una y otra vez. Perú, al igual que Bolivia y la misma Colombia, aún tienen mucho que mostrarme.

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