Hospitalidad rusa
Aunque los rumores que llegan a Bogotá es que los rusos son serios, poco colaboradores y no saben inglés, en este viaje estamos rompiendo mitos: hemos paseado con las maletas por todo Moscú y siempre hay alguien que me ayuda a cargarla; con Majuli siempre que hemos preguntado una dirección, aunque sea con señas, hemos encontrado a alguien que nos guía; y sobre el inglés, creo que si un extranjero visita Colombia le va a pasar lo mismo, 10% de la población ni lo balbucea.
Rusia es espectacular, con sus grandes espacios, construcciones imponentes, esculturas de héroes desconocidos, temas políticos, de guerra y cotidianos (como dice nuestra guía: escenas cotidianas de trabajadores felices). El frío no me molesta, todo, absolutamente todo hace parte del paseo. Además en un ataque de compras ahora tengo un animalito en la cabeza: compré un gorro rusos hecho de zorrito (ya se que los ecologistas me van a matar por esto, mi gorro era primo hermano de mi chaqueta).
Los hombres (se que todos esperan ansiosos mi opinión sobre ellos) son de lo más amable, los encuentros que hemos tenido con ellos han sido: en un café (un chico le habló profundamente a Majuli), en la salida del metro (un chico nos acompañó caminando mientras nos hablaba), en un MacDonalds (un estudiante de MA). Físicamente (después de tener la mirada profunda y oscura de los turcos) debo admitir que no me han parecido tan simplones como pensaba, sí son blancos y de ojos claros, monos o castaño claro, pero nada feos.
Para recorrer Moscú recomiendan quedarse en el círculo central (la línea circular del metro te da la medida), ya que todos los lugares turísticos (iglesias, plaza roja, Kremlin, etc) están ubicados en este espacio. Dado que con Majuli esperamos a que llegaran sus amigas para recorrerlo, lo que he conocido hasta el momento lo categorizaría como una experiencia rusa diferente... pero quien sabe, quizá mi experiencia rusa sea como un paquete chileno.
Este último comentario además me pone a pensar en que cada vez que llego de un país y conozco a alguien que ya estuvo allí, y comenzamos a hablar de experiencias siento que no estuve en el mismo lugar. Creo que todas las ciudades son demasiado grandes y que los planes y experiencias dependen de cada uno. También hay que aprender de lo que nos gusta o no. Si alguien quiere ir a Disney de Hong Kong o dejar de entrar a una iglesia es respetable.
Después de conocer un lugar por primera vez, me encantaría volver y tener una experiencia diferente. Por el momento no es más.
Rusia es espectacular, con sus grandes espacios, construcciones imponentes, esculturas de héroes desconocidos, temas políticos, de guerra y cotidianos (como dice nuestra guía: escenas cotidianas de trabajadores felices). El frío no me molesta, todo, absolutamente todo hace parte del paseo. Además en un ataque de compras ahora tengo un animalito en la cabeza: compré un gorro rusos hecho de zorrito (ya se que los ecologistas me van a matar por esto, mi gorro era primo hermano de mi chaqueta).
Los hombres (se que todos esperan ansiosos mi opinión sobre ellos) son de lo más amable, los encuentros que hemos tenido con ellos han sido: en un café (un chico le habló profundamente a Majuli), en la salida del metro (un chico nos acompañó caminando mientras nos hablaba), en un MacDonalds (un estudiante de MA). Físicamente (después de tener la mirada profunda y oscura de los turcos) debo admitir que no me han parecido tan simplones como pensaba, sí son blancos y de ojos claros, monos o castaño claro, pero nada feos.
Para recorrer Moscú recomiendan quedarse en el círculo central (la línea circular del metro te da la medida), ya que todos los lugares turísticos (iglesias, plaza roja, Kremlin, etc) están ubicados en este espacio. Dado que con Majuli esperamos a que llegaran sus amigas para recorrerlo, lo que he conocido hasta el momento lo categorizaría como una experiencia rusa diferente... pero quien sabe, quizá mi experiencia rusa sea como un paquete chileno.
Este último comentario además me pone a pensar en que cada vez que llego de un país y conozco a alguien que ya estuvo allí, y comenzamos a hablar de experiencias siento que no estuve en el mismo lugar. Creo que todas las ciudades son demasiado grandes y que los planes y experiencias dependen de cada uno. También hay que aprender de lo que nos gusta o no. Si alguien quiere ir a Disney de Hong Kong o dejar de entrar a una iglesia es respetable.
Después de conocer un lugar por primera vez, me encantaría volver y tener una experiencia diferente. Por el momento no es más.
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