Encontrar el rumbo
Hace un buen tiempo no publico nada serio, nada de teorías ni cuentos.
He estado pensando que quizá ya no tengo nada que decir, que mis opiniones han quedado atrás en una vida privada-privada, pero creo que va más allá, que he dejado de publicar porque este año ha sido de transiciones, porque tal y como lo dije en la entrada de mi cumpleaños he tenido que aprender a convivir con alguien, me he esforzado por escribir claro y gramáticalmente correcto (y con esta frase ya borré todo eso) y el tiempo disponible parece ser cada vez menos.
Volver a encontrar historias que me animen a escribir, procurar decir lo que pienso y no herir susceptibilidades o tener malos entendidos, parece que esos detalles componen la cuestión, pero pienso que esto es imposible. Los escritores tendrán siempre un poco de seguidores, otro tanto de críticos y si son realmente malos, a nadie que los lea o, lo que es peor, a alguien que los abandone en el camino. La inspiración, esa musa mágica e imaginaria, no existe, creo más en despelucarme y dejarme llevar, dejar de pensar en lo correcto, en el que dirán y dejar que las letras fluyan. Es claro que hay experiencias que valen la pena ser contadas, historias de manos cortadas por el afán de llegar temprano y marcar la hora correcta (y esto no tiene sentido), amor por hacer y por narrar.
A veces pienso que he perdido la capacidad de ser sincera, honesta, que ahora me rijo por las reglas impuestas y que encontrar la voz es más difícil. Esto quizá se debe a que la apuesta es más alta, que ya no estoy sola, que estoy construyendo y pareciera que construir requiere de ciertas reglas para que las bases sean un poco más fuertes, aunque esto también parece equivocado, ya que díganme ¿qué construcción en la vida no se ha caído? Cuando mi mamá y mis tías juegan cartas tienen un dicho que dice "torres más altas he visto caer", para referirse a la torre de fichas de aquella que vaya ganando.
Así que aquí estoy, escribiendo desde el corazón, siendo yo misma, porque quiero que las bases de lo que construyo sean hechas con honestidad. Este es mi rumbo y todo lo que haga estará marcado por él.
Y sí, ya me releí y tiene poco sentido, pero para mí, tiene todo el sentido.
He estado pensando que quizá ya no tengo nada que decir, que mis opiniones han quedado atrás en una vida privada-privada, pero creo que va más allá, que he dejado de publicar porque este año ha sido de transiciones, porque tal y como lo dije en la entrada de mi cumpleaños he tenido que aprender a convivir con alguien, me he esforzado por escribir claro y gramáticalmente correcto (y con esta frase ya borré todo eso) y el tiempo disponible parece ser cada vez menos.
Volver a encontrar historias que me animen a escribir, procurar decir lo que pienso y no herir susceptibilidades o tener malos entendidos, parece que esos detalles componen la cuestión, pero pienso que esto es imposible. Los escritores tendrán siempre un poco de seguidores, otro tanto de críticos y si son realmente malos, a nadie que los lea o, lo que es peor, a alguien que los abandone en el camino. La inspiración, esa musa mágica e imaginaria, no existe, creo más en despelucarme y dejarme llevar, dejar de pensar en lo correcto, en el que dirán y dejar que las letras fluyan. Es claro que hay experiencias que valen la pena ser contadas, historias de manos cortadas por el afán de llegar temprano y marcar la hora correcta (y esto no tiene sentido), amor por hacer y por narrar.
A veces pienso que he perdido la capacidad de ser sincera, honesta, que ahora me rijo por las reglas impuestas y que encontrar la voz es más difícil. Esto quizá se debe a que la apuesta es más alta, que ya no estoy sola, que estoy construyendo y pareciera que construir requiere de ciertas reglas para que las bases sean un poco más fuertes, aunque esto también parece equivocado, ya que díganme ¿qué construcción en la vida no se ha caído? Cuando mi mamá y mis tías juegan cartas tienen un dicho que dice "torres más altas he visto caer", para referirse a la torre de fichas de aquella que vaya ganando.
Así que aquí estoy, escribiendo desde el corazón, siendo yo misma, porque quiero que las bases de lo que construyo sean hechas con honestidad. Este es mi rumbo y todo lo que haga estará marcado por él.
Y sí, ya me releí y tiene poco sentido, pero para mí, tiene todo el sentido.
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