De vuelta a Bogotá - Realidad
En unas horas estaré en Colombia. Escribo desde el aeropuerto de Fort Lauderdale, luego de una de las peores escalas que he tenido en mi vida (sí, por encima de la de Sri Lanka). Estuve 8 horas en un aeropuerto muerto, con todos los almacenes cerrados y durmiendo encima de sillas incomodas. El problema con la escala fue que era de 12 de la noche a 7 de la mañana. Pero bueno, superada la noche, con un semipeinado que disimule la dormida, lavados los dientes, tomando café y rodeada de colombianos siento que ya estoy en casa.
No puedo dejar de sentir nostalgia. Emprendí un viaje descorazonada, desilusionada, casi como una pataleta contra la vida (algo así como: "listo no me das lo que quiero, lo tomo por mis propios medios, pero jodida no me quedo"), así que recorrí 9 países en 4 meses, conocí gente de todas partes del mundo y gasté plata en comida (llego con 7 kilos de más, pero espero bajarlos comiendo a horas indicadas y las cantidades adecuadas).
Espero continuar escribiendo para contar con detalle sobre Escocia, Irlanda del Norte, Rusia y Turquía (creo que son los cuatro países de los que menos he hablado). Mi computador guarda más de 3000 fotos y llené 3 agendas-diarios durante la travesía. Tengo guardada mucha basura (tiquetes de museos, parques, folletos). Aprendí a tomar té (verde, negro, de frutas, chino... tantas variedades) y a comunicarme en cualquier idioma (el truco está en la actitud).
Me hubiera gustado comprar un sinnúmero de botellas de licor dependiendo del lugar (vodka en Rusia, whisky en Escocia, Rasiki en Turquía...) o tener la plata suficiente para recuerdos costosos (un tapete hecho a mano en Turquía, una lámpara para la casa, una matrioska gigante, un abrigo de piel, ropa, mucha ropa, zapatos, etc.). Había guardado billetes de cada lugar que visité, pero en un arranque de pobreza en Estados Unidos los cambié por dólares y así descubres que al final lo que más queda son los recuerdos, los pensamientos.
Gracias Dios por permitirme tener esta extraordinaria experiencia, gracias porque tengo y tuve mucho más de lo que esperaba. Es increíble lo vivido y creo que solo lo lograré comprender totalmente a la distancia.
No puedo dejar de sentir nostalgia. Emprendí un viaje descorazonada, desilusionada, casi como una pataleta contra la vida (algo así como: "listo no me das lo que quiero, lo tomo por mis propios medios, pero jodida no me quedo"), así que recorrí 9 países en 4 meses, conocí gente de todas partes del mundo y gasté plata en comida (llego con 7 kilos de más, pero espero bajarlos comiendo a horas indicadas y las cantidades adecuadas).
Espero continuar escribiendo para contar con detalle sobre Escocia, Irlanda del Norte, Rusia y Turquía (creo que son los cuatro países de los que menos he hablado). Mi computador guarda más de 3000 fotos y llené 3 agendas-diarios durante la travesía. Tengo guardada mucha basura (tiquetes de museos, parques, folletos). Aprendí a tomar té (verde, negro, de frutas, chino... tantas variedades) y a comunicarme en cualquier idioma (el truco está en la actitud).
Me hubiera gustado comprar un sinnúmero de botellas de licor dependiendo del lugar (vodka en Rusia, whisky en Escocia, Rasiki en Turquía...) o tener la plata suficiente para recuerdos costosos (un tapete hecho a mano en Turquía, una lámpara para la casa, una matrioska gigante, un abrigo de piel, ropa, mucha ropa, zapatos, etc.). Había guardado billetes de cada lugar que visité, pero en un arranque de pobreza en Estados Unidos los cambié por dólares y así descubres que al final lo que más queda son los recuerdos, los pensamientos.
Gracias Dios por permitirme tener esta extraordinaria experiencia, gracias porque tengo y tuve mucho más de lo que esperaba. Es increíble lo vivido y creo que solo lo lograré comprender totalmente a la distancia.
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