Vacaciones en África - Tanzania / II parte
Después de pasar una semana en Etiopía viajamos con escala en Kenia a Tanzania. Nombro la escala, porque para los viajeros es bueno que sepan que no hay que pagar visa de transito para cambiar de avión, no obstante es posible que les pidan la vacuna de Covid para dejarlos pasar (en agosto 2022 no se como habrá cambiado la regulación).
Nuestro paso por el aeropuerto fue corto, y allí nos embarcamos en un avión pequeño hacia el aeropuerto de Kilimanjaro. Este vuelo estaba lleno de gente que quería escalar la gran montaña de África, montaña que vimos desde el avión cubierta de nubes.
Llegamos a Tanzania un domingo y cambiamos plata en el aeropuerto, fue la mejor decisión, porque al ser domingo no habían más casas de cambio abiertas, nos recibieron las personas de Kileo Tours. Empresa familiar super recomendada, la dueña es la hermana de mi amigo Lasteck, Kileo fue creada por su esposo, quien murió en un accidente en 2020 dejándola viuda en plena pandemia.
Con nosotros Elizabeth (Queen como le decíamos con amor) retomó el negocio familiar, saliendo de la tristeza de la muerte de su esposo y con sus dos hijos de 6 y 2 años, volvió a empezar, por eso hago la cuña, si desean ir a un safari no duden en hacerlo con Kileo.
Así pues llegamos al aeropuerto y de ahí al hotel Karibu Heritage House ubicado en Arusha (karibu significa bienvenido en swahili). El cambio de comida nos sentó muy bien, aunque quizá fue que pasamos de comida casera a comida de hotel más internacional.
Al día siguiente comenzó el safari (palabra que en realidad significa viaje en swahili, pero que para nosotros es ir a ver animales en libertad). De Arusha salimos para el parque nacional Serengeti a través de la reserva de Ngorongoro.
Antes de comenzar a narrar el safari debo aclarar que la camioneta que íbamos, una Land Rover adaptada para estos viajes, tenía capacidad para 6 personas, pero como nosotros no conseguimos con quien compartir la experiencia íbamos solos, todo un lujo.
Cada tour incluye un conductor/guía y un chef, además de la comida y estadía durante los días en que estés en el parque nacional. Para los que viajan como mochileros no tengo ni idea como será el plan, ya que no se puede entrar al parque sin guía ni carro.
El recorrido de Arusha a Ngorongoro es relativamente tranquilo, ves a la orilla de la carretera pasar los guerreros/campesinos/ indígenas Masai, pasas por una villa que vende bananos rojos (obvio hay que probarlos y saben igual que el banano amarillo pero te lo cobran al doble).
En este pueblo nos paró la policía porque excedimos el control de velocidad, y mientras Pascal negociaba la multa yo fui al baño en la comisaría, pasando por la cárcel, cosa extraña fue uno de los baños más limpios que he visitado, aunque el ambiente detrás de las rejas fue impactante.
En el viaje de cuatro horas hicimos tres paradas: para comprar banano (después de que la policía nos soltó), en un mirado para ver el lago Manyara y otra para ver el cráter de Ngorongoro, sin embargo hablaré de este lugar luego, porque de vuelta paramos a almorzar allí.
Una vez volvimos a arrancar después del parador del cráter, nuestro conductor y guía Pascal nos advirtió que iba a iniciar el masaje africano y ¡que masaje!, una vía destapada durante 5 horas, te deja magullado y lleno de tierra, la piel se siente acartonada, el pelo seco. La temperatura en agosto es fría en las mañanas y se va calentando en la medida en que el día avanza. Todo es tierra alrededor y antes de llegar a la entrada al Parque Nacional Serengeti comienzas a ver los animales.
Los primeros animales que uno divisa son gacelas y cebras, luego aparecen las jirafas y las avestruces. Cada nuevo animal nos sorprendía tanto que queríamos que Pascal parara cada 5 minutos para una nueva foto, él nos controló advirtiéndonos que habría tiempo y naturaleza, claro, las gacelas son como perros de carretera, ves uno en cada esquina.
Nos adentramos al parque y paramos a comer debajo de un árbol, Bony (Bonito) nuestro chef nos llevaba la lonchera a cada uno. de ahí arrancamos a buscar leones y encontramos uno almorzando cebra. La sensación de estar en un video de NatGeo paga el viaje completamente.
Nuestro plan, al ser él más económico incluía estadía en carpa con baño compartido, pero estaban realizando quemas de pasto controlado, por lo que el centro de camping estaba cerrado, así que nos quedamos en unas cabañas del Gobierno, baño y habitación privada.
Una vez uno llega le advierten que no se aleje de noche de la cabaña, porque mal que bien estas en terreno de los animales. Nosotros no lo creíamos hasta que salimos a comer (Bonito preparó un bufé delicioso) y comenzamos a escuchar las hienas reír, y vimos un chacal pasar corriendo.
Al frente de nuestra cabaña vimos pasar unas jirafas y un búfalo, que aunque parezca muy tranquilo si está solo es peligroso: los búfalos solitarios son los más viejos y fueron expulsados de la manada.
El safari es un viaje de naturaleza, de tener paciencia para ver a los animales en su mejor ángulo, de abrir los ojos y los oídos, de poner atención y tener la cámara lista.
La mayoría de los animales son más activos de noche, por eso la mejor hora para verlos es en la madrugada, y fue en ese momento en donde nos encontramos una familia de elefantes y una manada de búfalos correr libres.
Otro lugar para visitar en el parque es la roca que inspiró el rey león, para los que no sabían Simba en realidad es la palabra en swahili para león. Este lugar es conocido como la roca del león, porque en la época de lluvia los leones toman el sol desde allí.
Puedo enumerar los animales que vimos, sin embargo la experiencia en vivo no se compara. En el viaje de vuelta del parque visitamos una comunidad Massai, bailamos con ellos y nos enseñaron su escuela y como viven. Por orden del gobierno los niños deben asistir a la escuela y han descubierto que tienen mejor rendimiento que los estudiantes de la ciudad, son muy buenos en matemáticas y lenguas, para mi amigo Lasteck esto se debe a que no tienen la distracción de la tecnología, pero quien sabe si la alimentación también sea la razón, ya que uno de los alimentos de los Massai es la sangre de los animales.
En la aldea, Camilo saltó con ellos, y esta tradición también es importante, pues el hombre que salte más alto puede elegir a la mujer que quiera como su compañera de vida.
Luego visitamos el cráter de Ngorongoro, nosotros esperábamos un cráter de volcán, pero en realidad se trata de un cráter creado por el colapso de un volcán, es decir una montaña que se desocupó y que cuando se volvió cascarón se derrumbó, no se si estos datos sean ciertos, pero en el espacio uno se siente rodeado por pequeñas montañas, hay un lago y muchos más animales. El almuerzo fue un picnic al lado del lago de hipopótamos.
Volvimos a Arusha con afán, porque los guías tienen prohibido manejar de noche. Para los curiosos, las camionetas cuentan con dos tanques de gasolina y llevan gasolina por si acaso, antes de entrar a la sabana hay que ajustar el aire de las llantas y nuestro guía Pascal, estudió Ingeniería mecánica por si la camioneta se vara (cosa que si nos pasó, pero se recuperó rápido), el conocimiento de los animales ha sido adquirido puramente en NatGeo y libros.
Queen nos invitó a comer y conocimos un poco de la cotidianidad en África, al igual que en la casa de Netsanet uno debe quitarse los zapatos al entrar, y se come sobre el piso. Ella nos preparó un plato que me encanta porque sabe a Colombia, se trata del Ugali, que es harina de maíz con agua, la coges con la mano y la untas de salsa (pollo, cordero), una delicia.
Elizabeh nos habló de su esposo y sus hijos, además nos regalo unas chanclas y una cartera, nosotros le dimos una mochila. La verdad la sensación de tener una familia al otro lado del mundo es inigualable.
Así nos despedimos de Arusha, esa noche dormimos poco y al día siguiente tomamos un bus a Dar es Salaam, la capital de Tanzania, la tomada del bus pasó sin intensión, era un viaje de 10 horas con un paisaje impresionante.
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