A veces olvido

 A veces olvido que el amor no se sostiene ni ata, él vive libre porque así nació. El amor necesita que te escuche, necesita que me comunique contigo, que te hable y espere tu respuesta con paciencia. Necesita que te mire a los ojos y deje por un momento cualquiera de las pantallas que ocupan mi mente. 

A veces olvido que no hay deuda que nos ate si no nos queremos, que no hay hijos que aten a una pareja que ya no se ama. Olvido que el amor, por lo menos el nuestro, requiere de sentido del humor, de imaginación, de historias que nacen en las formas de las nubes o hojas de árboles caídos. 

A veces olvido cuánto te amo, porque te tengo a diario y siento que siempre estarás ahí, con tu calor, tus manos y besos de buenas noches, con tu voz profunda, con tus frutas, cantos y composiciones.

A veces olvido cuidarte, no solo dándote de comer delicias cocinadas por mí, sino con atención y detalles de esos que no son físicos ni se pueden comprar con plata. Olvido mirarte cuando me llevas un tinto,  olvido mantener mi paciencia y desespero en gritos o maltratos inesperados. 

A veces olvido que tú eres tú y yo soy yo, y creo que puedes leerme los pensamientos, que puedes entender mis palabras a medias, mis ideas, olvido que el contexto de cada uno es diferente aunque vivamos en el mismo espacio, aunque intentemos usar el mismo lenguaje. 

Sin embargo, hoy recuerdo y prometo intentar mantener nuestro amor vivo, por lo menos la mitad que depende de mí. 

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