La revolución de los pequeños actos

A veces no soy consciente en como mis acciones tocan a los demás. A veces no me doy cuenta que doy fuerza, vida, esperanza con una frase, canción, reflexión, foto, acción o palabra.


En los tiempos de cuarentena creemos que solo aquello que preparamos para impactar a los demás es lo que impacta, cuando a veces los actos más sencillos que hacemos sin intensión premeditada son los que en algunas ocasiones dejan más eco.

A cuántas personas has llamado en el encierro, solo para preguntar "¿cómo estás?", cuántas publicaciones has hecho de frases que te llegan solo ¿porqué sí? sin saber que quizá más de una persona comparte lo que sentiste con la publicación o hasta se siente más conectada con ella, o que el saludo que das inocentemente significa más de lo que crees. Nadie sabe con qué hambre come el otro.

Hace poco supe que alguien estaba enferma y dudaba en volver a bailar, y luego de ver un video de bailarines encontró fuerza para superar su enfermedad y volver a hacerlo. Un pequeño acto cambió su manera de pensar y le dio un nuevo aire.

Así mismo, estoy segura de que una de mis mejores amigas está calando en más de una vida a través de la publicación de una serie de fotos respecto al giro que está dando su vida, para mí, sus fotos y las frases que ha escrito sobre ella demuestran su valentía y la fuerza que la caracteriza, ejemplo para todos, aunque mi amiga no lo haga con este objetivo.

Antes de la pandemia leí en las redes de una amiga que un desconocido la había abrazado en la calle, ella contaba que se había emocionado mucho y aunque "debió" sentir miedo, sintió todo lo contrario, que ese abrazo le hacia falta, que le habían devuelto un poco de confianza en la gente. Tengo un amigo caleño que también una vez al mes regalaba abrazos, se ponía un aviso y comenzaba su jornada, me contaba que en más de una ocasión hubo hasta quien había llorado después de recibir el abrazo.

Ahora con la cuarentena los abrazos están anulados, fuera de concurso, pero hay actos que sin darnos cuenta pueden llegar a los demás.

Estamos en una sociedad que "come callada", es difícil hablar de nuestros males porque pensamos que seremos condenados por ellos, en la que es mejor mantener en secreto lo que sentimos porque amar/vivir en voz alta es permitirle a los demás juzgarnos por ello, a menos que, claro está, queramos poner en el reflector nuestras experiencias.

Actúa, habla, escribe, siente, canta, llama, nunca se sabe que palabra o imagen será la siguiente en cambiar una vida. La revolución de los pequeños actos.





Comentarios

  1. Así es! Justo hoy pensaba: y qué si quiero hacerlo! Juzgar siempre nos queda fácil, a los demás y a nosotros mismos. Hoy sé que cuando las cosas nacen se hacen y ya... Abrazo del alma mi Tati. Te amo!

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