La nostalgia salvó el LP

La nostalgia es algo tan personal que sería difícil identificarla como un afecto colectivo, sin embargo, para los discos de acetato parece ser su salvador popular innato.



Elijo un LP* dentro de una colección única, porque ha significado búsquedas en mercados de las pulgas, librerías de culto, regalos, viajes y, a veces, dinero, mucho dinero, lo tomo con cuidado y lo saco primero de su caja cuadrada y plana, y luego de su plástico semi-circular. 

Corría el año 1990, cuando llegó a mi casa por primera vez un reproductor de CDs y pensamos que los acetatos iban a pasar a mejor vida. Me olvidé de ellos un tiempo, porque inevitablemente el sonido digital hizo que algunos de los grupos más escuchados en mi familia fueran comprados en CD. Sin embargo, mi papá nunca botó un acetato y mantuvo su colección de música intacta y creciendo, porque con el boom de los discos digitales más de una persona le regaló sus LP.

Tomo el disco de las orillas solo con los dedos y con cuidado de no tocar su centro, como si fuera un postre que voy a morder, pero debo ser delicada para no desarmarlo. 

La llegada de un reproductor de MP3 a mis manos ocurrió de forma natural, creo que me lo encontré en la calle. Después me gané mi primer iPod en una rifa (he tenido 6 iPods en toda mi vida, cuatro regalados –dos por azar– y dos comprados).

Coloco el acetato con cuidado, y comienza a rodar cuando muevo la aguja. Veo con atención el disco dando vueltas sobre el tornamesa. Pero, antes de poner la aguja a correr sobre la superficie negra, derramo unas gotas de agua sobre la misma.

Después de un tiempo todos prefirieron llevar la música en el celular, abandonar los reproductores, y elegir miles de canciones de la nube con mayor facilidad. En mi caso, sigo llevando el iPod dentro de mi cartera.  

Levanto suavemente la aguja y la coloco en una orilla. Crash, crash se alcanza a escuchar antes de que la música rasgue el espacio. 

Aunque los casetes se convirtieron en iconos de la década de los 80, puedo apostar a que más del 90% de los jóvenes nunca han usado una casetera; los CD de los 90 (además de adornos en carros de recicladores y árboles de navidad); los LP o discos acetato aún no han desaparecido y ahora son símbolo de coleccionistas.

Escucho la música que me envuelve por que se siente acústica gracias al ruido blanco de la aguja rasgando la superficie negra. En un LP el pasado se apropia del presente, y nos habla de instrumentos reales (por lo menos en los discos más antiguos), ningún bit digital. La aguja se levanta sola, se termina el Lado B.




*Nombre tomado de Long Play, porque fueron la primera plataforma que permitió escuchar música de "larga duración".

Comentarios

Entradas populares