Desconexión emocional


Aunque suene raro, después de tres meses aún no me conecto del todo con la India, he vivido momentos increíbles en los que he logrado estar presente hasta el llanto, mientras que en otros me he sentido como una turista más, toma la foto y al siguiente lugar.

Sufro de desconexión emocional.

Una gran tristeza surge cuando me conecto, como cuando visité Kalga, nevó y mientras lo hacía me sentía tan sola en la inmensidad del paisaje, que no evité llorar. Mi llanto era mínimo ante la nieve y las ganas de gritar. Estaba rodeada de personas que se comunicaban en hindi y del frío. Me sentí triste porque era un lugar tan hermoso que era difícil no querer compartirlo con quien más amo. Las fotos las tomó uno de mis compañeros de hostal. 











Sin embargo, no siempre hay desconexión. Estuve en Dharamsala con mis compañeros de clase. En la montaña (esta ciudad está ubicada al lado de los Himalayas jóvenes) cocinamos (o mejor, cocinaron) un cordero en olla con leña, me sentí haciendo un sancocho en Colombia y fui feliz relajándome hablando con todos y bailando sola (¿cuándo no?). A veces me hace falta soltar, dejar de pensar en el futuro y solo concentrarme en el momento.

Mi compañera Manisha de Isla Mauricio cocinando

Cordero




El resultado, delicioso

 
Para la celebración de Holy el 21 de marzo (la fiesta de los colores), dejé que me mojaran, pintaran con polvos de colores y jugué a pintar yo también, sin embargo y a pesar de la risa, no me sentí tan presente, tan conectada. Durante la celebración tomé Bhang, una bebida natural hecha con leche y marihuana. Los efectos fueron de sueño, mucho sueño.






Una amiga me dijo que para realmente estar en la India tengo que desconectarme de Colombia, pero ¿cómo hacerlo si mi corazón está allá? Para muchos esta entrada será juzgada como tonta, ¿cómo es posible estar al otro lado del mundo y extrañar? ¿cómo es posible no gozarse todo lo que está conociendo hasta la raíz?

No es fácil. No es fácil adecuarse a los horarios, no es fácil volver a ser estudiante (con clases de 10:00 am a 5:00 pm), no es fácil vivir en Delhi (donde todo es lejos y contaminado), no es fácil comer lo mismo a diario. Se que pareciera que esta entrada está llena de quejas de niña consentida, pero solo digo que no es fácil, no que sea imposible, es más creo que muchas personas que se van a  estudiar por fuera sufren un poco de lo mismo, es que cambiar la rutina es difícil. Se que la experiencia es lo que nos hace más fuertes, más agradecidos, la que nos abre la mente y el mundo.

Yo seguiré aquí en la India por un mes más, recorriendo caminos, recordando a las personas que más quiero, intentando conectar. Al comienzo quería tomar este viaje como una oportunidad para ser más espiritual, pero estando aquí me doy cuenta de que no importa, las enseñanzas están por encima de mi misma, se pegan a mí como la piel.

Todas las mañanas (de 7 a 8) hago yoga. A veces, después de las clases del diplomado, a las 5:00 pm, intento salir del instituto (el hostal en el que nos quedamos está ubicado dentro del campus). Salir, conocer, visitar, montar en metro, tuk-tuk o taxi (los buses no los manejo bien). Salir es una lucha con uno mismo, porque requiere de decisión, dejar la pereza, la comodidad y sobretodo no depender de nadie. Así es, esta experiencia es también una enseñanza de soledad.

No es que no tenga amigos, pero para salir a cualquier lugar es una lucha. A mis compañeros les encanta quedarse en los cuartos y armar “fiestas caseras”. A mi me gusta la calle, pero la calle es costosa y muchos (sobretodo las niñas) prefieren ahorrar para comprar.

No se si ya les conté que acá una de las cosas que más se pueden hacer en todas las ciudades es comprar. El producto indio (acá apoyan mucho la industria interna, así que es raro encontrar productos hechos en otra parte) se vende en grandes y pequeños mercados. Los turistas prefieren los “agáchese” porque pueden pedir descuentos de hasta tres veces el precio. Yo soy muy mala comprando en estos sitios, primero porque no se regatear, segundo porque he descubierto que todos los productos que he comprado por 100 o 200 rupias (4600 – 9200 pesos) cuando me los pongo tienen detalles por los que la prenda pierde valor (pequeños huecos o costuras sueltas), por último, no me gusta mucho comprar sin medirme la ropa… las figuras engañan.

A veces se me va la mano, no calculo las conversiones de plata o decido irme ciegamente sola a lugares desconocidos. Así fue como viajé a Varanasi, en un arranque de desesperación y tristeza, siguiendo la fuerza que me dan las ganas de moverme, sin encontrar el respaldo de nadie del instituto. Las consecuencias fueron un pasaje costoso, pero viví una experiencia inolvidable.







Varanasi es conocida por ser la ciudad en que las personas van a morir cuando no quieren volver a reencarnar, para ello son cremados en una ceremonia que se realiza en esta ciudad (si no puedes venir a morir aquí tu familia puede traer las cenizas para ponerlas en el rio después). Encontré la siguiente entrada de blog: https://www.arturobullard.com/morir-en-varanasi/ con los detalles de las ceremonias y más fotos interesantes, ya que yo no fui lo suficiente valiente para pasar al espacio de cremación (sí, me devolví justo en el momento en el que estaba entrando a la zona), pero no crean, no fue tanta la cobardía, decidí no pasar por las siguientes razones:
1.     Respeto a la ceremonia, a los muertos ajenos, me sentí como una turista intrusa, observadora, como si tener creencias propias significara poder ser visto como en un zoológico.  
2.     Estaba sola y los muertos siempre tienen gente embriagada cerca.

Sobre el primer punto tengo además otra reflexión: he estado tomando fotos en las calles de pequeños detalles que para mí son llamativos, sin embargo, cuando comparo con Colombia muchos de estos detalles son los mismos que veo en mi país, como las frutas callejeras, las palomas aglomeradas. Quizá deberíamos empezar a tomar fotos de la realidad propia, no solo la de los otros, la que encontramos fascinante, mirar con más detalle, abrir los ojos, poner atención a lo que nos rodea.

Este es mi mix de desconexión emocional de hoy. Espero lo disfruten y no me den tan duro por la queja, a veces hace falta la tierrita.

Comentarios

Entradas populares