Planear

De alguna forma siempre ha existido la idea de no contar los planes que uno tiene porque no se cumplen, porque se supone que la envidia de los demás vota mala energía y los planes se truncan. Pues bien, más allá de eso yo creo que uno no cuenta los planes porque cuando no se cumplen se convierten en fracasos, aunque sea solo para uno mismo.

Planear es soñar un poco, es preparar el presente para un futuro deseado y cuando los planes no se hacen realidad la sensación interna es de una tristeza profunda, de decepción y hasta rabia. ¿Para qué esforzarse en planear algo que no va a ocurrir?

Ahora bien, imagine que esos planes fueron publicados con fotos, videos y letras mayúsculas en todas sus redes sociales. Nada pasa y las personas comienzan a preguntar “Fulanito, y qué pasó con tus planes de xxxx” PLOP. Hay que enfrentar la cruda realidad. No lo lograste. Fracasaste. Perdiste. Game Over.

Planear no debería tener tanta presión. Los planes deberían ser aceptados como eso: una realidad que no existe, una esperanza. Pero planear es frustrante cuando no avanza, cuando no pasa de ser simples planes. 

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